Alfombras para vestir el salón


La llegada del otoño nos invita a vestir el salón de una forma más acogedora y, sobre todo, que nos aporte calidez a la estancia, por lo que recomendamos colocar una alfombra. Al entrar en esta estancia, la alfombra es uno de los principales puntos focales, por lo que debemos elegir una más vistosa si el salón tiene un estilo sencillo, pero si queremos que pase inadvertida, el color y la textura debe ser neutro. Las alfombras deben ser grandes, más largas y anchas que el sofá y la mesa de centro juntos, y deben situarse en la zona de los sofás. Dependiendo de la largura, puede interesar que la alfombra sea pisada por las patas delanteras del sofá, cubriendo la zona de la mesa centro hasta llegar al mueble tv.
En el mercado podemos encontrar muchos tipos de alfombras, aunque para una correcta elección debemos tener en cuenta el tipo de fibra, natural o sintético; el tipo de nudo con el que está realizada, y el mantenimiento que necesita para tenerla siempre perfecta.

Veamos algunas de las más conocidas y usadas en la actualidad, según su tipo de fibra.

Alfombras de fibra natural de origen animal, como la lana, que es una fibra suave y resistente. Son más costosas y requieren un tratamiento químico para protegerlas de las polillas. Las más caras están confeccionadas al 100% de lana, pero no son tan resistentes como las mezclas con otras fibras sintéticas. Se pueden encontrar de muchos colores, siendo éstas blandas y abultadas.

 
 

Las de fibra natural de origen vegetal son más resistentes que las de origen animal, pero son difíciles de limpiar, ya que se les debe aplicar un tratamiento específico para este fin. Vienen en sus colores naturales, aunque también podemos encontrarlas teñidas. Este tipo de alfombra suele estar terminada con un borde de cuero o tela. Las más conocidas son la de yute, de tacto suave, sensible a las manchas y al agua; las de sisal, más resistentes al desgaste; y las de coco, más ásperas y rústicas, pero más resistentes y no necesitan muchos cuidados.
 
 
 
Las alfombras de fibras sintéticas, como el nylon, tienen las mejores propiedades como alta dureza y resistencia, por lo que son muy apropiadas para zonas transitadas. Suelen estar tratadas para el moho y la suciedad, y no les afectan los insectos. Las acrílicas son similares en su apariencia y textura a las de la lana, de fácil limpieza y se decoloran menos con la luz solar que las anteriores. Las de poliéster también son muy duraderas y tienen una textura suave de pelo grueso y cortado. Este material repele la humedad, resiste los hongos y polillas, es fácil de limpiar y también se comercializa con pelo largo, lo que da lugar a alfombras muy mullidas.
 

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